Para la masa
- 150 g (1 ⅝ taza) de harina
- 4,6 g (1 cdta.) de polvos de hornear
- 65 g (5 cdas.) de margarina
- 2 yemas de huevo
- 2,3 g (½ cdta) de sal
- 1 taza de morillas (frescas o rehidratadas), picadas finas
- 2 huevos
- 245 g (1 taza) de yogur
- 490 g (2 tazas) de salsa blanca
- 40 g (4 cdas.) de queso rallado
- Primero, preparar la masa. Esta masa no se debe tocar con las manos, porque el cuerpo tiene calor, por eso usar paletas plásticas o metálicas para revolver.
- Poner los ingredientes secos, incorporar la margarina y empezar a cortarla con una paleta, para ir uniendo los ingredientes secos con la margarina. La mezcla queda con textura como galleta.
- Añadir las yemas y unir con la masa. Si no se une la masa, agregar dos a tres cucharaditas de agua.
- Colocar la masa en una bolsa plástica, apretar y poner al refrigerador por 10 a 15 minutos.
- Sacar la masa, ponerla en la superficie de trabajo y aplastarla suavemente con las manos para estirarla un poco.
- Poner la masa sobre papel film (u otro plástico) y tapar también por encima, para poder estirar con el uslero y que no se pegue. Procurar ir dando la forma redonda que va a tener el quiche. Tiene que ser más grande que el molde.
- Poner en un molde de 22 cm, pinchar y llevar al horno (170° C) por 10 minutos.
- Dejar enfriar un poco, para incorporar posteriormente el relleno.
- Para el relleno, unir el yogur, la salsa blanca y 30 g de queso rallado y mezclar. Incorporar las morillas y colocar sobre la masa.
- Espolvorear el queso rallado restante sobre el batido y colocar el molde en un horno previamente calentado a 170° C, durante 15 a 20 minutos, hasta que quede dorado y firme.
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